Según los cercanos a la formación acuática de un niño, la edad idónea para iniciar a nuestro bebé en la estimulación acuática no tiene un baremo marcado. En realidad, sería a partir del momento en que el pediatra nos de el visto bueno para llevarlo a una piscina.
Normalmente, a partir del tercer mes podremos llevar a nuestro bebé a la piscina. Esto no quiere decir que entre directamente al agua. El proceso de estimulación comienza con estímulos externos basados en los cinco sentidos del bebé. El olfato, oler el ambiente que puede haber en una piscina; el oído, escuchar todo el ruido que se genera; el tacto, tocar el agua con las manos, sentirla en los pies y por último sentirla en el cuerpo; la vista, ver el entorno donde va a estar inmerso; el gusto del agua donde comenzará su estimulación.
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Como veis es un proceso largo, no es llegar y meterlo en el agua. Esto propiciará que pase el tiempo y de esta manera el contacto con el agua será más aceptado. Al cabo de algunas semanas pasaremos a entrar al agua. Por otra parte, hemos de tener en cuenta que cuando más tiempo pase, todo este proceso se deberá realizar igual, con lo que conllevará una pérdida de ciertos reflejos que tienen los neonatos: el cierre de vías respiratorias para evitar el paso de líquidos, y también el recuerdo de haber pasado cuarenta semanas en el útero materno.
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